Misión en Inglaterra

Los planos y las técnicas para la construcción de buques de guerra siempre han sido un secreto de Estado celosamente guardado por las naciones marítimas. 

A su regreso de una peligrosa misión de espionaje naval en Inglaterra, el científico y capitán de navío Jorge Juan y Santacilia es destinado por la Secretaría de Marina como director de la Real Compañía de Guardiamarinas de Cádiz. En esta ciudad, además de ocuparse de la dirección de esa prestigiosa academia, habrá de encargarse de planear la reforma de los arsenales españoles. Para ello cuenta con el trabajo de los ingenieros-constructores británicos que ha conseguido reclutar durante su misión, sustrayéndolos a los astilleros ingleses. 

Sin embargo, a medida que se pone a la labor, descubre que la tarea que comenzó en Inglaterra está incompleta. Necesita traer a España a una segunda remesa de técnicos y de maestranzas de ese país para poner en marcha su proyecto: la modernización de los procedimientos y de las instalaciones para la construcción en serie de navíos y fragatas. 

Como para él sería muy peligroso —prácticamente impensable—, regresar a Gran Bretaña para hacer esa labor, pues ya estuvo a punto de ser arrestado por agentes británicos al final de su misión, recurrirá a reclutar a un bravo capitán de la Real Armada para ello. Sin embargo, como quiera que ahora los principales rivales de España en el mar están advertidos, su empresa será, sin duda, mucho más peligrosa que la que llevó a cabo el propio Jorge Juan.